Liderazgo Natural: Se entiende como líder natural
aquella persona que, pese a tener una actual sobresaliente en la mayoría
de los casos, su figura no está reconocida como tal. Se caracteriza por
tener grandes habilidades comunicativas y motivadoras entre las
personas, así como satisfacer eficientemente las necesidades de su
equipo de trabajo. Se le distingue del resto, y sobre todo del
autocrático, en que no impone nada y todas las decisiones son llevadas a
cabo con el consentimiento y participación de todas las personas,
siendo en este caso muy parecido al liderazgo participativo.
Liderazgo Participativo: Muy parecido al anterior,
este tipo de liderazgo, pese a tener él mismo la última decisión, no
duda en consultar y evaluar las opiniones del resto de equipo de
personas en el proceso de toma de decisiones. Su motivación principal es
crear un gran espíritu de equipo donde cada individuo se sienta
importante dentro de la organización y sobre todo valorado, teniendo así
un impacto muy positivo en la motivación del grupo de trabajo. Los
expertos en la materia recomiendan adoptar este tipo de liderazgo cuando
sea de vital importancia trabajar en equipo y la calidad se imponga a
la rapidez de sacar las tareas adelante.
Liderazgo Autocrático: Totalmente opuesto al liderazgo natural o participativo. Su principal
características es el poder absoluto que tiene en la toma de decisiones,
dando indicaciones precisas de cómo y cuándo llevar a cabo las tareas.
Le gusta tenerlo todo bajo su control y gestiona a las personas con mano
de hierro. En muchos casos, este estilo de liderazgo impacta
negativamente en la motivación de las personas. Este tipo de liderazgo
está recomendado por los expertos en aquellos momentos de crisis donde
hay que tomar decisiones duras en beneficio de la compañía.
Liderazgo Burocrático: Se caracteriza por llevar a
cabo las tareas según su “libro de estilo” y “hoja de ruta marcada”. No
contemplan ningún cambio y en caso de surgir imprevistos cuenta con
soluciones ya preparadas. No muestra demasiado interés en la
personalidad de las personas ni en su motivación, siendo su empatía casi
inexistente. Este tipo de liderazgo está recomendado principalmente en
empresas donde siempre haya cierto tipo de riesgo laboral y se tengan
que tomar medidas especiales. No tiene demasiado sentido dentro del
trabajo de oficina.
Liderazgo Carismático: El líder carismático
sobresale del resto por sus cualidades innatas de inspiración y su poder
de atracción hacia las personas. Se muestran siempre muy enérgicos al
transmitir sus ideas generando satisfacción y entusiasmo dentro del
grupo de trabajo; llegando incluso a pensar que sin la figura del líder
carismático dentro de la organización no hay éxito. Entre sus
principales deficiencias está el centrar demasiados los esfuerzos
alrededor de esta figura puede llegar a ser un problema para la compañía
el día que este abandone la organización.
Liderazgo Transformacional: Muchos expertos
coinciden en que es el verdadero pilar dentro de los diferentes estilos
de liderazgo empresarial. Puede parecerse bastante al liderazgo
carismático en el entusiasmo que transmiten a las personas, aunque al
final su ego no es tan grande y antepone el beneficio del grupo al suyo
propio. Son una fuente de inspiración para sus equipos pero a la vez
necesitan sentirse apoyados por el resto de personas. El líder
transformacional, aparte de cumplir con los objetivos marcados de la
mejor manera posible, es el encargado de proponer nuevas iniciativas y
agregar valor a las decisiones tomadas.
En mi caso, me identifico con el Participativo
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